miércoles, 26 de julio de 2017

VERDUGO DE CRISTAL

VERDUGO DE CRISTAL

            Viernes. Cena familiar. Alrededor de la mesa se sientan como siempre el abuelo en la cabecera, la abuela, la hija con su esposo y los mellizos. Una vez más Luis, el hijo, no está.          
Seis personas de rostro sin gestos, silenciosos, a los que no escucho masticar, ni siquiera rozan los cubiertos al cortar la comida invariada de los viernes: antipasto, pollo con papas al horno, flan.
            La mucama, que ha aprendido los usos y costumbres de la casa, aparece y desaparece de mi vista casi en puntas de pies, dejando los platos servidos ante cada uno. Los niños amaestrados parecen muñecos; no sonríen, no se guiñan, no esconden. Han aprendido a callar durante una hora.      
            Yo estoy aquí, en una mesa de apoyo con incrustaciones de nácar,  como todos los viernes, guardando cuatro cuadrados de papel con nombres de adultos.
            Termina la cena. Ahora viene la palabra de la abuela:
            —Mercedes, traé la caramelera, por favor.
            La mucama sabe que soy delicada y temida. Me coloca en el centro de la mesa y, como siempre, la niña menor levanta mi tapa y saca un papelito. 
            Dice simplemente: —Abuelo.
      Es la persona que el sábado visitará, obligado, a Luis que está en la cárcel de por vida, por asesinato.
            Mercedes vuelve a colocarme sobre la mesita y durante los siguientes seis días escucharé cantar en la cocina, el ir y venir de los que habitan la casa, la música que proviene de la habitación de descanso y esas conversaciones usuales que pueblan los hogares comunes y corrientes 

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

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esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos